La Red Emergente de Gobernabilidad tiene su origen en el análisis de varios procesos de cambio en las relaciones políticas entre el Estado y el capital financiero (industrial+bursátil+comercial). Estos cambios son generados por transformaciones en las formas de acumulación capitalista global y local. En este sentido, diversos investigadores han sugerido la correlación entre los cambios del Estado capitalista y la emergencia de redes de dominación funcionales a tales cambios. Entre estos investigadores se encuentran Camp, Smith, Centeno, Gil y Schmidt, así como Córdova, quienes proponen que la formación de las élites políticas mexicanas del siglo XX se basa en la cercanía con grupos militares vinculados al proceso revolucionario. Estos grupos orientaron la formación del Estado seleccionando sujetos idóneos para tal proceso.
De acuerdo con Centeno, las élites mexicanas se conforman de cuatro grupos diferentes: políticos, burócratas políticos, técnicos y tecnócratas. Cada uno de estos grupos tiene distintos orígenes, perfil profesional y función política, que los hacen funcionales a la orientación del Estado capitalista dependiente. Sin embargo, a esta clasificación podríamos agregar una categoría más, los financieros, quienes se subdividen en políticos-empresarios y empresarios-políticos. Esta última categoría surge en el gobierno de Vicente Fox (2000-2006) hasta el gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018).
Clasificación de burócratas mexicanos
Los políticos, también conocidos como dinosaurios, son aquellos representantes históricos que manejan las secciones representativas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), tales como la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la Confederación Nacional Campesina (CNC) y la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (CANACINTRA). El poder político que ejercen se debe a su capacidad de intermediación entre dichos sectores y el presidente en turno.
Su función es controlar a los movimientos sociales de manera efectiva a través de la distribución selectiva de recursos públicos, lo que permite generar redes clientelares utilizadas para beneficiar el subsecuente apoyo a candidatos del PRI.
El poder de los dinosaurios fue menguando con la desaparición de varias organizaciones sociales y el recorte de burócratas a partir de la crisis de 1982. El perfil educativo de este grupo es relativamente bajo; la mayoría cuenta con educación básica, pero con altos grados militares y sus edades oscilan entre los 50 y 80 años.
Por otro lado, los burócratas políticos difieren de los políticos en cuanto al lugar de reclutamiento y formación profesional. Son seleccionados al interior de los cargos medios y altos del aparato burocrático, ya que su perfil académico es alto y han generado un cierto grado de especialización en el manejo político del Estado, lo que permitió cierta estabilidad en el periodo desarrollista de la economía. La mayoría proviene de la Facultad de Derecho de la UNAM y de otras universidades estatales. En caso de optar por posgrados, eligen universidades latinoamericanas o europeas.
Su formación política parte de su militancia en el PRI en cargos medios o incluso como diputados locales.
El poder de los burócratas disminuyó a partir del gobierno de Luis Echeverría (1970-1976) con el reclutamiento de los técnicos en puestos clave del Estado.
Los técnicos son profesionistas de clase media urbana que estudian en la UNAM y otras universidades estatales y cuyos posgrados los realizan en Estados Unidos, por lo que sus especialidades son variadas. De acuerdo con Centeno, este grupo se subdivide en dos de acuerdo con los perfiles profesionales y las instituciones utilizadas para el reclutamiento político: a) los economistas que trabajan en las secretarías de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Programación y Presupuesto (SPP) y el Banco de México (BANXICO); b) los ingenieros vinculados con las secretarías de Ecología y Desarrollo Urbano (SEDUE), Agricultura (SAGARPA), Energía, Minería e Industrias Paraestatales (SEMIP), Comunicaciones y Transportes (SCT), Comercio (SECOFI) y las empresas públicas. Una menor parte incluye médicos y administradores públicos reclutados por la Secretaría de Salud (SSA), así como diplomáticos enrolados en Relaciones Exteriores (SRE).
Por su parte, los tecnócratas son personas que poseen redes híbridas y con alta cualificación académica. Provienen de las redes de políticos y técnicos vinculados familiar o amistosamente, por lo que son reclutados en niveles altos de la burocracia, incluso por encima de los burócratas, lo que les permite desempeñar cargos de dirección a muy temprana edad. La mayoría de ellos son economistas formados en la UNAM y otras universidades estatales, así como en universidades privadas costosas como el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) y el Colegio de México (COLMEX). A diferencia de las redes políticas anteriores, la mayoría opta por posgrados en universidades de élite de Estados Unidos.
Su formación política se realiza en el Instituto de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (IEPES) del PRI, un organismo de análisis estratégico gubernamental.
El poder de los tecnócratas radica en su capacidad técnica y política de dirección estatal, así como en su acceso a los grupos de dominación política y económica en pocos pasos (Redes de Mundo-Pequeño).
Se concentran en cuatro secretarías: la de la Presidencia (Spresidencia), SPP, SHCP y BANXICO, y en menor medida en SECOFI y SCT. Babb sostiene que este grupo de economistas comenzó a tomar fuerza a partir de la crisis de 1982, tras el ascenso de David Ibarra como secretario de Hacienda y de Miguel de la Madrid en Programación y Presupuesto a finales de la década de los setenta, lo que originó un isomorfismo mimético con las instituciones norteamericanas. Pero fue la nominación de De la Madrid como presidente lo que posicionó a los tecnócratas como red dominante al monopolizar el gabinete económico, en detrimento de las redes de políticos, burócratas y técnicos.
Finalmente, los financieros son sujetos que poseen habilidades directivas en empresas multinacionales o bancos, así como experiencia en gobiernos estatales. Poseen una preparación elevada académicamente, aunque a diferencia de los tecnócratas, es mayormente variada. Pertenecen a redes de tecnócratas y políticos, así como a redes de grandes grupos financieros, lo que los convierte en intermediarios directos entre ambas redes históricas de dominación. Poseen niveles académicos en carreras como Economía, Finanzas, Derecho Corporativo obtenidos mayormente en universidades privadas como el ITAM, ITESM y el Instituto Panamericano de Alta Dirección, entre otros. El traslape de redes políticas y económicas genera dos subcategorías: los políticos-empresarios y los empresarios-políticos, que se caracterizan por la red de origen más la red añadida a su experiencia inicial.
El poder de los financieros radica en su capacidad para concretar las necesidades de la oligarquía financiera al campo político a través de leyes y políticas públicas.
El ascenso de esta red surge en el último periodo del gobierno de Ernesto Zedillo (1994-2000), consolidándose en los gobiernos de Vicente Fox (2000-2006) y Felipe Calderón (2006-2012) como resultado de la resolución de la crisis de 1994.
En resumen, la Red Emergente de Gobernabilidad es el resultado de varios procesos de cambio en las relaciones políticas entre el Estado y el capital financiero, lo que ha generado la emergencia de redes de dominación en México. Estas redes están conformadas por políticos, burócratas políticos, técnicos, tecnócratas y financieros, cada uno con orígenes, perfiles profesionales y funciones políticas distintas.
Es importante destacar que, aunque algunas de estas redes han perdido poder a lo largo del tiempo, otras han surgido y consolidado su poder en distintos periodos históricos.
La formación de redes dominantes se asocia con cambios en la orientación de las políticas económicas estatales.
Cinco periodos de desarrollo de la red política
En los siglos XX y XXI, hubo cinco periodos de desarrollo del Estado capitalista mexicano, cada uno dominado por una red política dominante diferente.
El primer periodo, de 1910 a 1946, fue un periodo de reconstrucción e industrialización de la economía nacional. Estuvo dominado por militares y líderes sociales, quienes se convirtieron en la red de "políticos" o "dinosaurios". Durante este tiempo, el poder político se centró en la capacidad de intermediación entre los sectores mencionados y el presidente en turno.
El objetivo era controlar los movimientos sociales a través de la distribución selectiva de recursos públicos para generar redes clientelares que les permitieran beneficiar el subsecuente apoyo a candidatos del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Aunque el poder de los dinosaurios comenzó a disminuir con la desaparición de varias organizaciones sociales y la reducción de burócratas a partir de la crisis de 1982, su influencia sigue siendo relevante en la actualidad.
El segundo periodo, de 1946 a 1970, fue un Estado desarrollista que fortaleció la economía interna orientada hacia el mercado externo, dominado por los "burócratas".
A diferencia de los dinosaurios, los burócratas políticos fueron seleccionados al interior de los cargos medios y altos del aparato burocrático. Esto se debió a que su perfil académico era alto y habían generado un cierto grado de especialización en el manejo político del Estado
La mayoría de ellos provenía de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de otras universidades estatales. En caso de optar por posgrados, elegían universidades latinoamericanas o europeas. Su formación política partía de su militancia en el PRI en cargos medios o incluso como diputados locales.
El tercer periodo, de 1970 a 1982, fue un ajuste del modelo desarrollista debido al sobreendeudamiento con la banca extranjera y la dependencia del petróleo de la economía nacional. Durante este tiempo, la red de dominación se compuso de los "técnicos", que eran profesionistas de clase media urbana. Estudiaban en la UNAM y otras universidades estatales, y sus posgrados los realizaban en Estados Unidos. Sus especialidades eran variadas, y se dividían en economistas que trabajaban en las secretarías de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Programación y Presupuesto (SPP) y el Banco de México (BANXICO), y los ingenieros vinculados con las secretarías de Ecología y Desarrollo Urbano (SEDUE), Agricultura (SAGARPA), Energía, Minería e Industrias Paraestatales (SEMIP), Comunicaciones y Transportes (SCT), Comercio (SECOFI) y las empresas públicas. Una menor parte incluía médicos y administradores públicos reclutados por la Secretaría de Salud (SSA), así como diplomáticos enrolados en Relaciones Exteriores (SRE).
El cuarto periodo, de 1982 a 2000, fue un cambio del modelo desarrollista al neoliberalismo orientado a la demanda del mercado internacional, condicionado por la deuda externa, dominado por los "tecnócratas". La mayoría de ellos eran economistas formados en la UNAM y otras universidades estatales, así como en universidades privadas costosas como el ITAM, ITESM y el Colegio de México (COLMEX). La mayoría optaba por posgrados en universidades de élite de Estados Unidos. Su formación política se realizaba en el Instituto de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (IEPES) del PRI, un organismo de análisis estratégico gubernamental. El poder de los tecnócratas radicaba en su capacidad técnica y política de dirección estatal, así como en su acceso a los grupos de dominación política y económica en pocos pasos (redes de mundo-pequeño).
El quinto periodo, desde el año 2000 hasta 2018, fue una financiarización de la economía nacional altamente dependiente de la economía norteamericana, dominada por los "financieros". Los financieros son sujetos que poseen habilidades directivas en empresas multinacionales o bancos, así como experiencia en gobiernos estatales. Poseen una preparación académica elevada, aunque a diferencia de los tecnócratas, es mayormente variada. Pertenecen a redes de tecnócratas y políticos, así como a redes de grandes grupos financieros, lo que los convierte en intermediarios directos entre ambas redes históricas de dominación. El poder de los financieros radica en su capacidad para llevar la competencia entre la oligarquía financiera al campo político a través de leyes y políticas económicas.
En conclusión, la formación de redes de gobernabilidad se ha relacionado con los cambios en las políticas económicas del Estado capitalista mexicano.
Cada red política dominante tuvo un origen y una composición diferente, y su poder se basó en su capacidad de intermediación y acceso a recursos y grupos de dominación económica y política.
Aunque cada periodo fue diferente, la constante fue la relevancia de las redes de gobernabilidad en la toma de decisiones políticas y económicas.
Notas:
“The Mexican elite consists in four different groups, *políticos, burócratas políticos, técnicos*, and *tecnócratas*. Each has a distinct backround, professional profile, an political function”. Traducción propia. Centeno, M.A., *Democracy within reason: Technocratic revolution in Mexico*, The Pensilvanya State University Press, 1994, Pensilvanya, p. 104
El periodo desarrollista del Estado mexicano parte de la adopción de medidas económicas sugeridas por el economista argentino Raúl Prebish, quien sugiere que dada la dependencia de las economías latinoamericanas a los países centrales es necesaria una industrialización proveniente del Estado para desarrollar un mercado interno que permita aumentar la demanda agregada y la productividad para competir en el mercado internacional. En México este periodo abarca los gobiernos de Lázaro Cárdenas (1934-40) hasta López Portillo (1976-82). La crisis del Estado desarrollista fue generada por el sobre endeudamiento de las economías e industrias nacionales con la banca extranjera a mediados de la década de los setenta. Prebish, R., *El desarrollo económico de América Latina y algunos de sus principales problemas,* CEPAL, 2005 [1949], Santiago de Chile.
Babb, S., Proyecto: Mexico. Los economistas del nacionalismo al neoliberalismo, FCE, 2001, 240-42
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