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Foto del escritorEduardo BxN

Las 4 bases del poder popular

El poder popular, tiene su origen en cuatro elementos históricos y adaptables a la vida en sociedad que son: a) Necesidad de vida; b) Acuerdos por la mayoría; c) Objetivos factibles y; d) Gestión de recursos disponibles. Estos elementos nos muestran cómo de la necesidad biológica de vivir emergen comportamientos cooperativos, surgen sentimientos solidarios, se genera el sentimiento de grupo y con ello una identidad para actuar como un organismo o red social.










a. Necesidad de vida


La “necesidad de vida” es aquella que nace de la incapacidad del cuerpo humano para obtener alimentos, casa, ropa y salud de forma autónoma, pues la única forma posible de adquirirlos es a través de la trasformación de la naturaleza en recursos (Dussel, 2014). La relación entre la evolución cultural y la evolución física radica en el momento en el cual el comportamiento humano deja de ser estereotipado para convertirse en culturales para ejercer presión sobre la selección natural de forma consciente y teleológica (Monod, 1970). El comportamiento cultural es el resultado de la evolución entre el individuo como ser biológico con necesidades, al sujeto como ser histórico y social. Ejemplos de ello son la sexualidad humana y la economía política. La evolución de la búsqueda de parejas sexuales en los humanos como una necesidad de vida o líbido para la reproducción con el objetivo de mejorar la selección genética a través de estrategias de cooperación y competencia, como la seducción, los estándares de belleza física, la idealización de las personas, el amor romántico, el racismo, la ostentación de estatus social entre otras tretas (Ridley, 1993). La selección sexual ha pasado de ser una práctica biológica a una cultural, transversal a cualquier actividad humana. Por su parte, la economía política ha evolucionado desde la obtención de alimentos básicos hasta la creación de redes comerciales, financieras y mercantiles bajo formas de producción determinadas pero orientadas hacia el mismo fin que es la obtención de satisfactores biológicos, emocionales, intelectuales y sexuales.


En estos casos, la necesidad de vida es la motivación inicial para la cooperación que emerge de la combinación entre lo innato y el comportamiento aprendido como ha sido observado en experimentos con niños (Tomasselo, 2009). Cooperar significa renunciar al egoísmo y al egocentrismo, se requiere un conocimiento del yo a partir del conocimiento del otro. Aprender a cooperar entre dos personas se requiere de una predisposición a dar para esperar o no algo a cambio, es decir, de forma altruista o toma y daca, pero a nivel comunitario se requiere que estas formas se perfeccionen para establecer y respetar acuerdos de largo plazo, desde la negociación, el convencimiento y el consenso.



b) Acuerdos por la mayoría


El segundo elemento del poder popular es lograr y respetar acuerdos estables. Cooperar con otros conlleva fallas en la obtención de recompensas por parte del otro y otros, por lo que con el paso del tiempo el altruismo o la mera cooperación conllevaría en el corto plazo a la desafección, es decir a renunciar a cooperar. Se requiere de una superación del narcisismo primario, para ser empáticos con las necesidades de otros y desarrollar con ello un sentimiento relacionado con el bienestar del otro denominado solidaridad.


La solidaridad implica la empatía de necesidades, la incorporación del otro a nuestro propio bienestar para establecer así una causa en común. Este sentimiento se encuentra asociado a emociones positivas como el amor, la pertenencia, el bienestar, el reconocimiento que agregan bienestar afectivo de quien coopera. El sentimiento de solidaridad permite reforzar las actitudes prosociales necesarias para el establecimiento de acuerdos de formas no violentas como el consenso, la negociación o los pactos.


A través del diálogo el sujeto se logra aprender que hay otras alternativas expuestas por la interpretación de la realidad de los otros. Sin embargo, la selección de lo real conlleva a controversias que suscitan el debate para llegar a la mejor solución o para acordar sobre lo que es real. La historia nos muestra que las asambleas han sido las formas de organización colectiva más eficientes para lograr acuerdos de manera óptima, sin recurrir a la violencia física, al control o las amenazas. Las asambleas son los lugares donde el sentarse juntos permite ver al otro como un igual a pesar de la opinión contraria y encontrar la fuente de la legitimidad de las decisiones colectivas. Para ello es necesario llegar a un consenso, el cual surge del debate de ideas y del convencimiento por la razón o la necesidad para solucionar problemas públicos. En suma, el consenso es el elemento que caracteriza a las relaciones de poder pues legitima a las decisiones del colectivo por la transferencia de la voluntad de los sujetos sin recurrir a métodos violentos.


c. Objetivos factibles


El tercer elemento es la factibilidad de los objetivos o fines consensuados (Dussel, 2014). La factibilidad en la realización de ideas, planes y objetivos se desprende de la elaboración de estrategias. Si se plantean metas irrealizables se cae en frustración y a la larga en la caída de la confianza con los acuerdos de la comunidad, y por tanto de la legitimidad del poder popular, de igual manera ocurre cuando los objetivos son mediocres y la confianza será pobre entre los miembros. En suma, la factibilidad de los objetivos refuerza la legitimidad de las decisiones colectivas y la eficacia de las estrategias afecta la confianza de la comunidad para ejercer su poder.


La definición de estrategias y planes requiere de la administración de recursos, organizar el trabajo y supervisar las tareas lo que requiere la definición de las autoridades como de las formas de producción. La definición de autoridades implica seleccionar a personas capaces para organizar, realizar o supervisar las tareas de forma eficiente y al mismo tiempo, manteniendo las necesidades y expectativas de la comunidad.


Para ello es importante la geografía del lugar donde radica la comunidad ya que depende del ambiente la disposición de recursos necesarios para la producción y administración de los mismos.


En suma, la factibilidad de los objetivos y las estrategias del grupo permiten el desarrollo de la comunidad y al mismo tiempo refuerzan la confianza depositada en el grupo por parte de sus miembros, que a su vez mantiene la cohesión social necesaria para que sus autoridades tengan la legitimidad suficiente para orientar a la comunidad. En este sentido, los logros estratégicos, la legitimidad de sus autoridades y la cohesión social son los elementos fundamentales para la gobernabilidad de las estructuras de poder.


d. Gestión de los recursos disponibles.


La gestión de los recursos disponibles depende de dos factores organizativos: la administración de los recursos y el modo de producción. En el primer caso podemos referirnos a la existencia o no de alguna estructura que la comunidad tenga destinada a distribuir los recursos comunes, ya sea información, prestigio, acuerdos o leyes, así como a realizar, organizar y supervisar tareas encomendadas. Es decir, si la comunidad cuenta o no con un aparato burocrático que tenga como tarea ayudar a las labores administrativas a sus autoridades. El establecimiento de una burocracia es anterior al establecimiento del Estado moderno, pues incluso en las tribus persas (Jenofonte, 1992), las hordas mongolas (Yan, 2003), las aldeas bereberes (Ibn Jaldún, 2008), los cacicazgos chichimecas (Powell, 1994), o las anarquías africanas (Bertaux, 1991). Esta práctica comenzó a generarse tras el descubrimiento de la agricultura como de la construcción de las ciudades.


Los problemas surgen al respecto tienen que ver con la legitimidad de las autoridades que como se verá más adelante, implica resolver problemas de representación de las necesidades del colectivo por una mayoría, por un colegio de notables, por una organización externa o por la suplantación de alguna oligarquía.


Las relaciones de poder preceden al Estado democrático toda vez que la evolución de la solidaridad y la libertad requieren de una cultura política para generar instituciones donde la mayoría pueda reconocerse como ciudadano. Asimismo, la forma en que se produce, la manera en que se acumula la riqueza así como las instituciones que se crean para organizar el trabajo generan otros problemas de carácter sistémico que también se abordarán en otros post.


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